En esta práctica vamos a estudiar diferentes métodos para valorar una importante capacidad física como es la resistencia aeróbica. Compararemos distintos protocolos y sus aplicaciones más adecuadas.
En primer lugar realizamos un test sobre tapiz rodante. Debemos establecer una serie de parámetros que definan el protocolo. En este caso nos decidimos por un protocolo triangular continuo dividido en estadíos de un minuto, con un incremento de 1km/h entre cada uno de ellos, con una pendiente del 3% y comenzando desde con una velocidad inicial de 6 km/h.
Se escogieron estos parámetros atendiendo a la modalidad deportiva que practica el sujeto (atletismo) y de los valores esperados, intentando alcanzar el máximo entre los 12 y 15 minutos de test. Para una valoración completa es conveniente realizar un test máximo, pero en el contexto de estas prácticas no es necesario forzar tanto al sujeto, con lo que nos mantendremos en valores submáximos.
A lo largo de la prueba fuimos tomando valores cada minuto acerca de varios parámetros relacionados con la eficiencia aeróbica, como el consumo de oxígeno, la ventilación y el ritmo cardiaco. A partir de estos valores y otros relacionados como el cociente respiratorio o los equivalentes tanto de oxígeno como de dióxido de carbono, podemos calcular distintos indicadores de rendimiento en la resistencia aeróbica como el umbral anaeróbico.
A continuación, se realizó un test sobre cicloergómetro, el cual realicé yo mismo. En este caso se siguió un protocolo discontinuo en el que podemos distinguir dos fases, una triangular con el objetivo de conocer la potencia máxima que se es capaz de mantener y después, tras un periodo de descanso en el que se espera que se retorne a los valores de reposo, un test de intensidad fija al 80% de la potencia máxima para estudiar la cinética y la deuda de oxígeno. Hay que remarcar que en este tipo de pruebas en cicloergómetro se da una fatiga más localizada que en el caso de la cinta, por lo que no se alcanzan valores tan elevados. Se comenzó con 50W de potencia y se incrementaba 25W cada minuto.
Presentamos una gráfica en la que se muestra la evolución del consumo de oxígeno y de dióxido de carbono a lo largo del transcurso de la prueba. Podemos apreciar como los valores aumentan progresivamente en la primera parte del test, para volver a los valores de origen tras el reposo y sufrir un repunte drástico al iniciar la prueba a intensidad fija.
Como participante de esta prueba puedo citar el agotamiento que se puede producir en este tipo de pruebas, aun cuando no alcanzamos realmente los valores máximos y especialmente la fatiga que se concentra en las piernas, de manera que al finalizar la prueba me costaba esfuerzo caminar con normalidad. Asimismo me gustaría indicar que el aparataje impide el desarrollo de la prueba con total comodidad y que es muy importante motivar verbalmente al sujeto, ya que cuando recibía ánimos era capaz de desarrollar un poco más de potencia.
Para finalizar se realizaron otros dos test destinados a realizar comparativas; uno en el que una compañera realizó el test sobre tapiz, con el fin de comparar los resultados de practicantes de distintas modalidades deportivas y concluimos con un test sobre cicloergómetro que realizó el mismo compañero que comenzó con el tapiz rodante con el propósito de estudiar las diferencias entre los resultados obtenidos por ambos métodos así como la comparativa entre sujetos. En este caso concreto, a pesar de que yo fui capaz de desarrollar una mayor potencia, al normalizarla al peso se mostró que mi compañero conseguía una mayor potencia relativa.
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